De esto que un día te levantas, feliz. Te das cuenta de que por fin ha empezado la mejor estación del año. Los tres meses siguientes lo único que pretendes hacer es disfrutar de la vida, reír, enamorarse y pasárselo bien. Ya lo tienes todo planeado, quieres que este verano sea absolutamente increíble, impresionante, simplemente inolvidable.
Amigos, risas, anécdotas, cotilleos, amores de verano, bienvenidas, despedidas, playa, piscina, calor, fiestas, amaneceres y anocheceres.
Los días son más largos, las noches son más cortas. Los días fuera de casa se pasan volando, y esos contados en los que no tienes nada que hacer se te hacen eternos. Pero, total, es verano. No hay prisa para nada.
De repente miras el reloj, ya es la hora de volver a casa.
Te metes en la cama, aunque cuesta dormir por el calor tan insoportable que hace.
Cuando te levantas, el despertador suena. Ya es 15 de septiembre, empiezan las clases.
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